Trabajar desde casa suena bien, para qué engañarnos. Cuando conseguimos organizarnos podemos llegar a sacar todo el trabajo adelante con los ojos cerrados y asumimos que el éxito de un proyecto, se vive mejor cuando te sientas al sofá y puedes celebrarlo cerveza en mano.
Pero no es oro todo lo que reluce y quizás, estés sintiéndote un poco extraño con tantos cambios. En Aticco vamos a ser muy sinceros contigo. No todas las personas pueden afrontar las situaciones que nos deparan de la misma manera y forma. Al fin y al cabo, trabajar desde casa afecta, y lo hace principalmente a nuestras propias emociones.
El ser humano es un ser emocional. Cada individuo controla sus emociones a través de diferentes mecanismos. En primer lugar, decirte que las emociones al trabajar desde casa, no tienen porqué dominarte y debes enfrentarte a ellas de la manera más asumible posible, porque si no el bloqueo y la no contratación pueden apoderarse de tu mente.
Sentirse agobiado con las tareas de casa es normal. Seguro que has escuchado a muchos amigos hablar del día que no pudiendo ir a la oficina, se quedaron a trabajar desde casa y aprovecharon para hacer todas las tareas domésticas.
Ellos, tan orgullosos de su hazaña y de aprovechar el tiempo, no se dan cuenta de la principal diferencia: cuando vas a trabajar desde casa, las tareas están ahí todos los días, mirándote fijamente. Existe un cesto de ropa sucia observándote lejos mientras el fregadero está a rebosar llamándote. Pero no es así, no te miran a ti. Ellos piensan en su día libre pero ahora tu salón, es el hall de la oficina.
La frustración puede ser tu mejor amiga o enemiga. Hay gente, aunque no lo parezca, bajo presión funciona mejor. Es por ello que la gestión de nuestras emociones cumple un papel muy importante en nuestro día a día al trabajar desde casa. Puedes experimentar momentos de enfado, de estrés, de tristeza… igual que es normal y puedes sentirte libre al experimentar momentos de felicidad cuando acabas un proyecto o cuando consigues nuevos clientes. No reprimas tus emociones, son completamente naturales.
El ser humano es un ser social. La soledad a la que te enfrentarás día tras día al trabajar desde casa es completamente normal. Ahora no hay nadie a tu lado que te moleste pero tampoco hay nadie para sacarte una sonrisa.
Aprender a estar solo es un punto muy importante en nuestra educación como persona adulta. La dependencia de las personas, es un problema al que se afronta la mayoría de la sociedad; así que piénsalo, estar solo unos cuantos días mientras realizas tu trabajo, no es el fin del mundo. Tu objetivo es sacar el trabajo adelante.
También te decimos desde aquí, que nosotros mismos hablamos hasta con la tele. Pero existen mecanismos que puedes llevar a cabo si aún no concibes el estar en completo silencio como por ejemplo escuchar música; puedes poner la radio o incluso alguna playlist de tu servidor favorito.
Hablando de soledad hay otro punto muy importante en el que te puedes sentir incluso más aislado, y es el no tener a nadie a quién consultar tus dudas o impresiones. El asesoramiento al trabajar desde casa se centra en tu única persona. Como seres sociales, estamos acostumbrados a debatir cada importante decisión que tomamos, pero si estamos asumiendo ese trabajo es porque somos plenamente capaces de realizarlo.
Como ves, muchos de estos aspectos van ligados al crecimiento personal con el que nos desarrollamos, pero cuando vas a trabajar desde casa te das cuenta de que ahora y más que nunca, están completamente vinculadas a tu crecimiento profesional.
No pasa nada por sentirnos extraños en nuestro hogar, es nuestra casa. Acostumbrados a disfrutar de nuestro tiempo, ahora hay que enfrentarse a un punto nuevo: el disfrutar de nuestro trabajo.
Trabajar desde casa es un desafío diario al que todos tenemos que enfrentarnos. Identificar las emociones que nos afectan y nos representan día tras día, es una de las maneras más simples de conocer también cuáles de ellas nos ayudan a crecer. Encontrar el detonante de una mala emoción también nos ayuda a sobrellevar nuestras reacciones más negativas y poder enfrentarnos a ellas de la forma más productiva y positiva posible.